Las energías renovables comprenden fuentes convencionales y no convencionales. Las fuentes convencionales son aquellas que ya han alcanzado un alto nivel de madurez tecnológica, como es el caso de las centrales hidroeléctricas. Las no convencionales son las que han tenido un desarrollo tecnológico reciente, especialmente la biomasa, la eólica y la solar fotovoltaica, que han ido presentando costos cada vez más bajos.

El informe de la auditoría coordinada contiene los hallazgos, oportunidades y buenas prácticas relacionadas con las políticas públicas para la expansión de las energías renovables.