La importancia de la transición energética ha sido un tema ampliamente abordado en diferentes sectores de la sociedad. Se trata de un movimiento mundial inevitable para mitigar y adaptarse al cambio climático. Gobiernos y sociedad debaten para que la transición genere impactos que superen los motivos económicos y sea impulsada por la necesidad social de la humanidad y la supervivencia del planeta en su conjunto.

En Brasil, la discusión es frecuente en los sectores público y privado debido a que los cambios orientados a la transición hacia fuentes de energía más limpias impactan en los sectores productivos, en las políticas públicas y en la vida de los ciudadanos. El Tribunal de Cuentas de la Unión de Brasil (TCU), dentro de sus prerrogativas como órgano de control externo, ha participado en esta temática, llevando a cabo una auditoría exhaustiva sobre la preparación del gobierno para una transición energética sostenible.

La auditoría sobre la Transición Energética está evaluando la gestión de este cambio, el financiamiento del proceso, la madurez de las principales políticas involucradas y si la transición se está llevando a cabo de manera justa e inclusiva. Se prevé que la fiscalización (proceso TC 020.606/2023-0) se concluya a finales de septiembre y tiene como relator al ministro Walton Alencar Rodrigues.

Según el equipo de fiscalización, el desafío para que los beneficios para el planeta sean reales es que las acciones gubernamentales mantengan el equilibrio entre la seguridad energética, la sostenibilidad ambiental y la equidad energética, lo que se ha denominado “trilema energético”.

“En general, las decisiones se toman ‘ponderando’ uno de estos tres objetivos. El desafío está en mantener una visión integral del proceso y realinear acciones, políticas, decisiones financieras y presupuestarias e incluso la legislación en busca del reequilibrio”, resumió el coordinador del equipo de auditoría, Samuel Cavalcanti, de la Unidad de Auditoría en Energía Eléctrica y Nuclear del TCU.

Con los avances en la gobernanza y en las políticas públicas orientadas a la transición energética, Brasil tiene la oportunidad de impulsar la economía de manera sostenible. La expectativa del TCU es que esta transición sea socialmente justa, cumpla con los compromisos internacionales y contribuya a la reducción de las emisiones de carbono en la atmósfera.