El 17 de junio, el segundo panel de la Cumbre del SAI20 abordó la pobreza multidimensional en el contexto del cambio climático. Al abrir el debate, la directora de la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI), Sabina Alkire, detalló las aplicaciones de los índices de pobreza multidimensional (IPM) global y nacional.  

El IPM es diseñado para mensurar la pobreza de manera completa, considerando múltiples dimensiones más allá de la renta, como la educación, la salud y el nivel de vida. El IPM es flexible, permitiendo la adaptación a las especificidades de cada contexto para capturar diferentes aspectos de la pobreza. El índice se utiliza para medir la pobreza mediante un análisis de las diversas carencias a las que las personas en estas condiciones enfrentan. 

La herramienta también sirve como un indicador principal de pobreza, proporcionando datos detallados que pueden utilizarse para planificar políticas públicas, mostrando no sólo la prevalencia de la pobreza a nivel nacional, sino también cómo se distribuye entre las distintas regiones, grupos sociales y según cada indicador específico de carencia. Esta medida está en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas de poner fin a la pobreza en todas sus formas. 

En su presentación, la profesora analizó cómo el cambio climático intensifica la pobreza existente y crea nuevos retos, y sugerió la inclusión de carencias inducidas por el clima en las medidas de pobreza. Para ella, la integración de variables climáticas en los IPM permite que los gobiernos identifiquen vulnerabilidades de manera más eficaz, mejorando la coordinación de políticas públicas y la adaptación de estrategias. De acuerdo con el indicador, las personas que sufren de carencias en por lo menos 33% de las dimensiones evaluadas (la nutrición adecuada, el acceso a la energía eléctrica y al agua potable y la escolarización, por ejemplo) son pobres.

"Las Entidades Fiscalizadoras Superiores desempeñan un papel importante al evaluar las políticas públicas y garantizar que los recursos aplicados a la lucha contra la pobreza y el cambio climático sean utilizados con efectividad y transparencia. La percepción de la entidad fiscalizadora brasileña de utilizar las EFS para estudiar el hambre y la pobreza es histórica, y el potencial que tiene el SAI20 para tener impacto en la vida de las personas es real y tangible", señaló Sabina. 

Los datos de la pobreza multidimensional recopilados en los países que aplican el IPM son utilizados como estadísticas oficiales y reportados al indicador 1.2.2 de los ODS: "Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales". 

Sabina señaló que a medida que se implementan iniciativas de lucha contra el hambre y la pobreza, y disminuyen las privaciones que sufren las personas, también disminuye la pobreza. "Es una relación directa", explicó.

Participaciones  

El panel también contó con las presentaciones del representante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Xavier Mancero, de la directora de Tecnologías Sociales de la ONG Gerando Falcões, Nina Rentel, de la Auditora General de Sudáfrica, Tsakani Maluleke, y del director del Instituto E+ Transición Energética, Philipp Hauser.  

La programación completa de la tarde del primer día de la Cumbre del SAI20 está disponible aquí.