Auditoría en contexto de riesgo: la experiencia del TCU en Pakistán
Por Secom / Serint
En febrero de 2025, el equipo del proyecto AuditaONU se desplazó en Pakistán para supervisar la actuación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en áreas críticas como la salud y la nutrición. La misión de campo, que duró 19 días, se desarrolló en un contexto marcado por la vulnerabilidad social, las tensiones regionales y los riesgos de seguridad, por lo que fue necesario desplazarse en vehículos blindados y aplicar estrictos protocolos de protección.
Márcio Stern, auditor de la Secretaría de Relaciones Internacionales (SERINT), comparte en esta entrevista sus impresiones sobre el trabajo realizado, las lecciones aprendidas y los retos que conlleva llevar a cabo una auditoría en un entorno tan complejo. Desde la realidad de los almacenes de Karachi hasta las interacciones con los equipos locales de Islamabad, su relato muestra cómo la técnica, la diplomacia y la resiliencia son imprescindibles para garantizar que la ayuda humanitaria llegue a quienes más la necesitan.
En la misión también participaron los auditores Hugo Leonardo Menezes de Carvalho, de la SecexContas (Secretaría de Control Externo de las Cuentas Públicas); Rafael de Oliveira Bittencourt, de la InovaAud (Unidad de Auditoría en Fomento de la Innovación en el Control) y Milton Gomes da Silva Filho, de la AudContratações (Unidad de Auditoría en Contrataciones del Estado).
Descubra más a continuación.
¿Cómo surgió la demanda de la auditoría de UNICEF en Pakistán?
En julio de 2024 se constituyó un equipo dedicado a auditar el área de adquisiciones (procurement) de UNICEF. La primera misión tuvo lugar en noviembre de 2024, en la División de Suministros de Copenhague (Dinamarca), unidad responsable de definir las normas de funcionamiento y gobernanza del área de procurement en toda la organización, así como de administrar el mayor almacén humanitario del mundo.
Una vez concluida esta etapa, se previó realizar una auditoría en una oficina nacional de UNICEF. Para decidir en qué país se llevaría a cabo la segunda fase del trabajo, se tuvieron en cuenta criterios como la materialidad de las compras destinadas al uso local. Tras un análisis comparativo de la información relativa a Pakistán, China, Indonesia, Bangladés y Turquía, se eligió Pakistán.
¿Por qué se consideraba a Pakistán un país estratégico y cuáles eran los principales objetivos en este contexto?
Pakistán se enfrenta a importantes desafíos estructurales, como la pobreza extrema, la alta densidad de población, la precaria infraestructura y la fuerte dependencia de insumos esenciales, como vacunas, medicamentos y suplementos nutricionales. Estos factores convierten al país en un lugar estratégico para la labor de UNICEF, lo que justificó su elección para la auditoría.
Nuestro objetivo era comprobar si la cadena de suministro de la agencia estaba preparada para responder de manera eficaz, transparente y ágil en un entorno tan adverso. Buscábamos evaluar la eficacia de los controles internos, la capacidad de previsión de la demanda, la eficiencia en la distribución de los insumos y el nivel de digitalización e integración de los procesos, condición esencial para garantizar la transparencia y la rapidez.
En este contexto, ¿qué áreas específicas de las operaciones de UNICEF se incluyeron en el alcance de la auditoría?
El alcance se centró en la cadena de suministro orientada a la salud y la nutrición, ya que en este ámbito los riesgos y los impactos sociales se presentan de forma más inmediata. La auditoría incluyó tanto la oficina principal de UNICEF en Islamabad, la capital, así como la verificación in situ de las existencias y los flujos de insumos esenciales, como vacunas y RUFT (Ready-to-Use Therapeutic Food), una pasta energética, altamente calórica y enriquecida con vitaminas y minerales que se utiliza para tratar la desnutrición aguda grave.
El RUTF es un alimento terapéutico listo para consumir, en forma de pasta energética enriquecida con vitaminas y minerales. Distribuido por UNICEF, este producto ya ha salvado a millones de niños de la desnutrición grave en el África Subsahariana, Asia y otras regiones afectadas por crisis de emergencia, como guerras y terremotos. Foto: Archivo personal.
Los equipos supervisaron todo el proceso: desde los almacenes de Karachi, la ciudad más grande de Pakistán, situada en el sur del país y encargada de la distribución, hasta las unidades sanitarias locales, donde los productos llegan directamente a la población.
¿Cuáles son las principales dificultades a la hora de auditar un país con realidades sociales, culturales e incluso de seguridad tan complejas?
Pakistán tiene una alta densidad de población, una gran diversidad tribal con movimientos separatistas internos, infraestructuras frágiles y tensiones regionales históricas, especialmente en las fronteras con India y Afganistán. Todas estas características conforman un entorno de por sí difícil.
Desde nuestra llegada a Islamabad, nos encontramos con una realidad marcada por la pobreza extrema y las condiciones áridas que afectan tanto geográfica como socialmente al país. Por motivos de seguridad, todos los desplazamientos se realizaron en vehículos de la ONU conducidos por conductores especializados y nos alojamos en hoteles previamente evaluados y autorizados por la Organización. Nuestro alojamiento era un búnker con barreras físicas de protección contra ataques con coche bomba y vigilancia armada permanente.
¿Durante la auditoría, se encontraron con barreras lingüísticas, diferencias culturales o dificultades para acceder a las comunidades atendidas por UNICEF?
Las interacciones se desarrollaron en inglés, lo que facilitó mucho la comunicación. Cuando fue necesario utilizar el urdu (lengua oficial de Pakistán), contamos con la ayuda de personas nativas o compañeros que lo hablaban con fluidez. Las personas con las que tuvimos más contacto fueron muy receptivas y nos saludaban poniéndose la mano en el corazón y sonriendo. La vestimenta tradicional, llamada shalwar kameez y utilizada tanto por hombres como por mujeres, estaba siempre presente, lo que reforzaba la identidad cultural local.
Fuera del entorno de UNICEF, vimos que había más hombres que mujeres en diversos puestos de trabajo, como hoteles, mercados, restaurantes y tiendas. Una de las mayores dificultades fue, sin embargo, la alimentación: el uso de la pimienta es mucho más intenso que cualquier referencia que tengamos en Brasil.
¿Cómo fue la interacción con los gestores locales y los equipos de UNICEF?
El primer día, en la oficina de UNICEF, nos recibieron con una reunión informativa dirigida por Johnny Walker, el jefe de seguridad de la organización en Pakistán, un británico de Leeds. Destacó la necesidad de actuar con cautela ante cualquier movimiento social, como una manifestación o una aglomeración, ya que pueden convertirse rápidamente en situaciones de riesgo. La ONU también nos indicó que descargáramos una aplicación que nos enviaba alertas en tiempo real sobre las rutas que debíamos evitar en Islamabad; los conductores seguían esta información estrictamente.
En el edificio de UNICEF hay diferentes tipos de alarmas. A la izquierda, en rojo, la alarma de ataques con bombas. A la derecha, en amarillo, la alarma de terremotos. Foto: Archivo personal.
Walker también explicó los diferentes tipos de alarmas del edificio de UNICEF. Por ejemplo, una señal indicaba un ataque terrorista, lo que exigía refugiarse inmediatamente en el búnker, que está abastecido de agua y provisiones, y otra señal indicaba riesgo de terremoto, y recordaba que los temblores son comunes en la región.
¿Y cuáles fueron los principales hallazgos o constataciones de la auditoría?
Se identificaron algunos puntos críticos en la gestión de la cadena de suministro, especialmente en las áreas de almacenamiento, distribución, contratos y sostenibilidad.
En el almacén central de Karachi, se identificó un volumen significativo de artículos que llevaban más de un año sin moverse, entre ellos medicamentos y suministros esenciales. Esta retención prolongada puso de manifiesto deficiencias en la planificación y en la coordinación con los socios locales. El control de inventario también presentaba deficiencias, ya que muchos registros eran manuales y las etiquetas eran frágiles, lo que aumentaba el riesgo de cometer errores y de que se produjeran pérdidas. Además, observamos que los RUTF se almacenaban en una zona sometida a temperaturas superiores al límite recomendado, lo que ponía en riesgo su calidad.
Equipos de Brasil y UNICEF en Pakistán trabajando sobre el terreno en un almacén de la ciudad de Karachi. Foto: Archivo personal.
En la gestión de contratos, se constató la ausencia de un monitoreo sistemático del desempeño. Incluso los contratos de mayor valor solo se evaluaban al finalizar su vigencia, sin indicadores claros ni revisiones periódicas. Este modelo reducía la capacidad de identificar y corregir las deficiencias a tiempo, lo que aumentaba los riesgos operativos.
Por último, observamos que los criterios de sostenibilidad aún no se incorporaban de manera coherente en los procesos de adquisición, lo que limitaba la contribución de UNICEF a prácticas más responsables y duraderas.
¿Cómo abordó UNICEF los hallazgos y recomendaciones?
Los hallazgos y las recomendaciones correspondientes se discutieron en reuniones con los gestores locales y se perfilaron aún más sobre el terreno, tras comprobar que las medidas propuestas aportaban un valor añadido real a las operaciones llevadas a cabo por UNICEF en Pakistán.
Equipos de UNICEF y del proyecto AuditaONU en una reunión en Islamabad. Foto: Archivo personal.
¿Se identificaron buenas prácticas en el país que pudieran inspirar acciones similares en Brasil o en otros contextos?
¡Por supuesto! Pakistán se compone de cuatro provincias ¿Punyab, Sindh, Jáiber Pajtunjua y Baluchistán¿, todas ellas con necesidades humanitarias, aunque con realidades muy distintas. Consideramos que la coordinación entre UNICEF y las autoridades locales es una buena práctica, ya que permite adaptar los programas a las características específicas de cada región. Esta alineación hace que las iniciativas sean más eficaces y sostenibles, y sirve de referencia para contextos en los que la diversidad territorial y cultural también supone un desafío para la implementación de políticas públicas.
¿Qué lecciones has aprendido sobre la ejecución de programas internacionales en contextos de fragilidad, donde la dependencia de la ayuda externa es tan significativa?
La principal lección aprendida es que en entornos de alta vulnerabilidad no hay lugar para el despilfarro: hay que aprovechar al máximo cada recurso. También quedó claro que la eficacia de los programas internacionales solo se materializa cuando existe un compromiso por parte de la comunidad local, desde las autoridades gubernamentales hasta los profesionales sanitarios y los propios beneficiarios. Además, me di cuenta de que la tecnología puede ser una valiosa aliada, pero solo genera resultados cuando va acompañada de formación y adaptación a las especificidades culturales.
Un ejemplo notable es el de las campañas de vacunación en Pakistán, que se enfrentan a riesgos considerables. No es raro que los trabajadores sanitarios sufran agresiones debido a la desconfianza de la población, que en ocasiones cree que las vacunas contienen otras sustancias o incluso que provocan esterilidad. Para mitigar esta situación, se llevan a cabo campañas de sensibilización, pero el reto persiste. Es importante recordar que Pakistán es uno de los pocos países donde el poliovirus sigue siendo endémico, lo que convierte a la poliomielitis en un grave problema de salud pública que requiere esfuerzos coordinados con urgencia.
Una campaña local aclara y valora el papel de los agentes sanitarios como héroes cotidianos que velan de cerca por la salud de la comunidad. Foto: Archivo personal.
¿Cuál es el impacto de este trabajo para la imagen del TCU y de Brasil en el ámbito de la INTOSAI y del sistema de la ONU?
Este trabajo pone de manifiesto la capacidad del TCU, y por ende de Brasil, para llevar a cabo auditorías en contextos extremadamente complejos, combinando rigor técnico y sensibilidad social. Demuestra que nuestra actuación no se limita a las fronteras nacionales, sino que estamos en condiciones de contribuir de manera efectiva a agendas globales que afectan directamente a millones de personas. Para la INTOSAI y el sistema de la ONU, esta experiencia refuerza la percepción de que Brasil cuenta con una institución de fiscalización sólida, preparada para aportar valor, proponer soluciones y ofrecer credibilidad en auditorías de gran relevancia social. En última instancia, todo ello proyecta al TCU como un socio estratégico y de confianza en el escenario internacional.
¿Cómo enriqueció esta experiencia internacional tu labor como auditor del TCU y amplió tu visión sobre la cooperación internacional?
La experiencia resultó transformadora, tanto en la convivencia con los colegas auditores como con el equipo de UNICEF y la población local. En el ámbito técnico, la visita a la fábrica de RUTF en Baluchistán nos permitió observar procesos de alta calidad y unas condiciones de almacenamiento mejores que las del almacén de Karachi. Esto reforzó la importancia de recomendar mejoras en el almacenamiento tras la entrega y amplió nuestra visión sobre la gestión de la cadena de suministro.
Baluchistán es una provincia muy peligrosa, ya que limita con Irán y Afganistán, y es conocida por ser un bastión de grupos considerados terroristas. Poco después de finalizar nuestra misión, la región volvió a ser noticia: un grupo separatista local secuestró un tren con más de 400 pasajeros.
La Fuerza Antiterrorista de Pakistán se creó en la década de 1990 y participa en operaciones especiales de contraterrorismo, como el rescate de rehenes, la escolta de objetivos sensibles, la protección de autoridades y la represión del crimen organizado. Foto: Archivo personal.
Los desplazamientos en vehículos blindados con escolta armada ponen de manifiesto las precauciones indispensables en regiones de riesgo como Baluchistán. Vivimos episodios impactantes, como manifestaciones que bloquearon carreteras y un terremoto de 4,8 grados en Islamabad, situaciones que nos recordaron la vulnerabilidad diaria de la población local. Hace unas semanas, un terremoto de magnitud 6 sacudió Afganistán, muy cerca de la frontera con Pakistán, y dejó más de 3.000 heridos y alrededor de 1.200 muertos.
Dicho esto, la auditoría no solo consiste en evaluar controles y procesos burocráticos, sino también en garantizar que la ayuda llegue realmente a su destino, incluso en contextos de extrema complejidad social, política y medioambiental.
¿Qué consejo le darías a tus colegas que, en el futuro, participarán en auditorías en países con contextos tan complejos como el de Pakistán?
Un aspecto que considero crucial es la flexibilidad de los integrantes del equipo. Es fundamental que la convivencia sea armoniosa para crear un ambiente propicio para realizar un trabajo de calidad, incluso en situaciones que no sean ideales. Además, es muy importante ser flexibles y diplomáticos al tratar con las entidades auditadas y buscar soluciones que los gestores consideren que aportan valor añadido.
¿Qué es lo que más te ha impactado personalmente en esta misión?
La visita a un hospital ubicado en una de las zonas más pobres de Karachi fue uno de los momentos más impactantes. El contraste entre la fragilidad de la estructura del hospital y la realidad que lo rodea -está ubicado junto a un vertedero- provocó en mí una abrumadora sensación de tristeza. Los trayectos de ida y vuelta reforzaron esa impresión: kilómetros de alcantarillas y basura a cielo abierto, aire contaminado, casas precarias y una multitud viviendo en condiciones de miseria, a menudo junto a animales. Karachi, con sus cerca de 15 millones de habitantes, mostró de manera cruda los desafíos de la vida en uno de los mayores centros urbanos del mundo, especialmente para los niños.
Sin embargo, lógicamente, también hubo experiencias positivas, con mucha generosidad y amabilidad por parte de la gente. En Islamabad, nuestro conductor habitual, Shadir, nos recibió muy amablemente y, el penúltimo día, incluso nos llevó a cenar a un restaurante típico de la cultura pastún, que habita principalmente en Pakistán y Afganistán. Queríamos corresponder a este gesto, así que, tras barajar varias opciones, se nos ocurrió una solución creativa: Rafael Bittencourt, miembro del equipo, compuso una canción en urdu en homenaje a Shadir con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial. Al día siguiente, cuando escuchó la canción en el coche, Shadir se emocionó, y nosotros también. Este episodio resumió bien la misión: en medio de situaciones de extrema dureza, surgieron la humanidad, el afecto y los lazos de amistad.