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Cómo la auditoría en la ONU Mujeres fortalece la presencia internacional del TCU

#MOMENTOAUDITAONU

Por Secom / Serint

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La consistencia de la información contable y la regularidad de las cuentas son elementos centrales en las auditorías realizadas por los equipos de la Secretaría de Control Externo de las Naciones Unidas (SecexONU) en la própria ONU. Sin embargo, la atención a los principios de gobernanza y rendición de cuentas, en ciertos contextos, se enfrenta a normas más complejas y dinámicas institucionales que exigen no solo dominio técnico, sino también sensibilidad cultural y habilidades de negociación.

En entrevista, la auditora Camila Rita Fernandes Borges, líder del equipo responsable de la auditoría financiera en la Agencia de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), comparte detalles, reflexiones y aprendizajes que pueden inspirar prácticas de control y fiscalización no solo en el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) de Brasil, sino también en otras instituciones públicas. Al frente del equipo de auditores del Tribunal, revela cómo la misión reforzó el papel internacional del TCU y aportó nuevas perspectivas sobre el diálogo y la colaboración en auditorías de alta complejidad.

¿De qué manera auditar las agencias de la ONU refuerza el papel del TCU en el escenario internacional?

Diría que refuerza la presencia internacional no solo del TCU, sino también de Brasil. El equipo, compuesto en más de la mitad por auditores experimentados de la Contraloría General de la Unión (CGU) y de Tribunales de Cuentas Estatales y Municipales, brindó una riqueza de experiencias y aportes técnicos cruciales para el éxito de la auditoría.

El dominio de las normas internacionales de auditoría y contabilidad, sumado a la complementariedad de conocimientos entre los profesionales, nos permitió comprender de forma rápida, consistente y precisa la agencia auditada. Este hecho fue reconocido de inmediato por los propios representantes de la ONU.

De hecho, nos impactó un comentario que escuchamos: "Realmente saben lo que hacen y lo que quieren. En un año, lograron comprender aspectos de la agencia que a otros les lleva años asimilar".

Más que un reconocimiento, interpretamos esto como una muestra de que los auditores brasileños tienen la capacidad de seguir contribuyendo de manera activa en entornos multilaterales, con un enfoque técnico, respetuoso y colaborativo.

¿Qué prácticas de la ONU podrían inspirar al TCU o a las instituciones brasileñas?

Definitivamente, la forma en que se conduce la auditoría en la ONU, basada en un diálogo constante. Allí, el proceso no es algo que sucede de forma aislada y solo se presenta al final. Por el contrario, existe una comunicación permanente con los auditados, un intercambio continuo de impresiones, percepciones e incluso cuestionamientos técnicos durante todo el trabajo.

Esta dinámica se fundamenta en la premisa de que la efectividad de las recomendaciones depende, en gran medida, de la aceptación por parte del auditado. Por lo tanto, el auditor no solo debe estar sólidamente preparado desde el punto de vista técnico, sino también contar con habilidades para construir puentes, negociar y persuadir. En esencia, se trata de un ejercicio que combina competencias técnicas con un enfoque casi diplomático. Esto nos exige un nivel aún mayor de excelencia, tanto en el aspecto técnico como en el comportamiento profesional.

El aprendizaje obtenido de esta experiencia trasciende el ámbito de la auditoría. Ofrece valiosas lecciones sobre cómo fomentar relaciones institucionales más maduras, colaborativas y efectivas en el ámbito del control público.

¿Hubo innovaciones en los métodos o herramientas usadas en la auditoría? 

No lo llamaría innovación, sino conciencia de adaptar el alcance a la realidad y al tiempo disponible. Lo que diría que fue más innovador y necesario para el éxito del trabajo fue incluir en el cronograma de auditoría más tiempo para la discusión de los hallazgos con la administración.

En el TCU, normalmente esto se realiza en una reunión de cierre, en un panel o solo en la fase de comentarios de los gestores. En nuestra auditoría en ONU Mujeres reservamos alrededor del 40 % del tiempo del trabajo de campo para estos momentos.

¿Cómo conciliaron los auditores la formalidad de la misión con la apertura al diálogo intercultural? 

Al principio, fue un poco desafiante. Llegamos con toda la formalidad que exige una misión de auditoría, especialmente una internacional. Seguimos estrictamente los protocolos, manteniendo una postura más técnica y formal. Por su parte, los auditados tenían una actitud más cerrada, dificultando el acceso a la información. Pero con el paso de los días, y sobre todo con mucha transparencia y diálogo, las cosas fluyeron. Un punto importante fue demostrar, además de seguridad técnica, conciencia sobre el entorno en el que la entidad está inserta.

Otro punto que considero importante es que nosotros, los latinoamericanos, tendemos a tener un enfoque más cálido y acogedor, lo que ayuda a romper el hielo y a hacer las interacciones más amenas, especialmente en un entorno con profesionales de varias nacionalidades.

¿Qué diferencias observaron entre la gobernanza de la ONU Mujeres y las instituciones brasileñas? 

Un aspecto que nos llamó la atención fue el cuidado en la gestión de la imagen institucional. Dado que la ONU Mujeres depende en gran parte de contribuciones voluntarias de países miembros, existe una preocupación constante por la reputación y la credibilidad. Esto influye directamente en la actitud de sus profesionales, quienes son muy cuidadosos  al abordar cualquier tema.

La gobernanza también se caracteriza por ser más cautelosa. En ciertos momentos, percibimos una postura más defensiva, lo cual es comprensible en ese contexto. Además, se recurre frecuentemente a la autoridad técnica e institucional basada en la experiencia.  Esto exige que el auditor adopte un enfoque más estratégico, con una sólida fundamentación y una excelente capacidad de negociación.

¿Cuál es el perfil profesional del equipo de la ONU Mujeres y cómo interactuaron con los auditores?

El equipo de la ONU Mujeres es notable: está compuesto mayoritariamente por mujeres, incluso en cargos de liderazgo, lo que refleja el comprometimiento de la organización.

La interacción con los auditores fue, en general, muy respetuosa y colaborativa. Naturalmente, como en cualquier auditoría, hubo momentos de discrepancia. Al fin y al cabo, nuestra labor es hacer preguntas difíciles y poner a prueba los mecanismos de fiscalización. Sin embargo, esos enfrentamientos puntuales se manejaron con madurez por ambas partes.

¿Qué prácticas de la oficina de la ONU llamaron más la atención al equipo brasileño? 

Algo que particularmente me impresionó mucho, fue el modelo de coworking que utilizan, tanto en el aprovechamiento de los espacios como en la organización de los equipos. Existe una lógica matricial muy interesante, en la que  las personas trabajan de manera más integrada, con menos barreras físicas y funcionales. El ambiente es colaborativo incluso en la disposición de las estaciones de trabajo.

¿Algún miembro del equipo de auditoría compartió alguna reflexión o sentimiento particularmente significativo?

Una de las reflexiones que surgió fue que, al regresar a nuestras auditorías en Brasil, estaríamos mucho mejor preparados, especialmente en lo que respecta a la relación con los auditados.

La experiencia internacional, en donde la diplomacia forma parte de la rutina, nos capacitó para estar más atentos a como conducimos el diálogo, construimos consensos y presentamos nuestras recomendaciones. Las relaciones diplomáticas son naturalmente más complejas, y eso exige más escucha, negociación y cuidado en los enfoques. Este aprendizaje, sin duda, nos acompañará en el futuro.

¿Y cuál fue el mayor desafío enfrentado por el equipo de auditores en un ambiente internacional? 

En mi opinión, conciliar el período lejos de la familia con la intensidad del trabajo de campo. La presión constante, sumada a la carga de responsabilidad y a la ausencia del apoyo emocional cotidiano familiar, pesa mucho. La rutina es exigente y puede afectar el bienestar emocional del equipo. En este contexto, el apoyo entre colegas hace toda la diferencia. Estar atentos al otro y cultivar un ambiente de colaboración y compañerismo ayuda a aliviar esa carga y a cuidar la salud mental de todos.

Para finalizar: si esta auditoría fuera una foto o una película, ¿cuál sería la escena más emblemática? 

Creo que sería la celebración cuando supimos que uno de nuestros hallazgos había sido atendido mediante la republicación de los estados financieros. Puede parecer un detalle para quienes están fuera, pero para quienes trabajamos con auditoría financiera, especialmente en un entorno internacional, fue como una gran victoria.

SOBRE LA ONU MUJERES 

Creada en 2010, es la agencia de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Presente en más de 90 países, desarrolla proyectos en áreas como educación, salud, inclusión económica, lucha contra la violencia de género y participación política, además de apoyar a gobiernos en la formulación de políticas públicas inclusivas. El presupuesto anual, compuesto en su mayoría por contribuciones voluntarias de países miembros de la ONU, alcanzó los 695 millones de dólares en 2024, reflejando la dimensión global de sus operaciones.  

Además de Camila Rita Fernandes Borges, integran el equipo de auditoría: Caio Marrul Moura y Jocelino Mendes da Silva Júnior, auditores del TCU; Juliana Medeiros das Neves Moser y Leandro Marques, del Tribunal de Cuentas del Estado de Santa Catarina (TCE-SC); y Marcos Andrez Santos, de la Contraloría General de la Unión (CGU).